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Corazón Animal


Corazón Animal…. Este post lo queremos dedicar a nuestros amados animales. Nos encanta viajar, coger olas, disfrutar de otras culturas, los paisajes, la comida, la gente… pero lo más que nos emociona es estar en contacto con la naturaleza en su estado puro.

Una de las razones por la que elegimos Madagascar fue porque sabíamos que allí vivían animales que no se encontraban en otro lugar y nos encantaba la idea de poder encontrarlos viviendo en plena naturaleza, siendo salvajes.. Conocimos muchas especies de Lémures que bailaban entre los árboles e incluso algún de ellos también nos deleitaba con sus cantos para conquistar a las chicas Lémures (El Indri). Nos maravillamos buscando por la noche entre las ramas los escurridizos camaleones… nunca pensé que un “reptil” me podría parecer tan tierno!! Incluso algún que otro camaleón llegamos a salvar mientras intentaba cruzar la carretera en la Isla de Saint Marie..

Tras dejar Madagascar llegó Sri Lanka, un destino donde no esperábamos encontrar tanta naturaleza… Fue el lugar donde más animales salvajes encontramos y esta vez sin buscarlos.. Compartimos casa con un vadano de casi un metro que se paseaba por el jardín en las mañanas buscando calentarse del sol y por las noches dormía en el techo de nuestra habitación.

La casa que compartíamos tenía una ducha externa hecha con cañas y sin techo y si te duchabas por la noche podías estar acompañada de los zorros de la India, un murciélago gigante que revoloteaba por el cielo al caer la noche. Una serpiente también nos visitó mientras íbamos a la ducha, pero está ya nos dio algo más de miedo.

Una vez en el noreste de Sri Lanka, la naturaleza hacía más acto de presencia así que decidimos ir en su búsqueda. Paseando con la moto encontramos una tortuga de tierra bebé que estaba cruzado la carretera para llegar a la playa… al vernos se quedó quieta arriesgándose a que pudieran atropellarla, la recogimos y la pusimos a salvo viendo como después se escondió entre los matojos de la playa… ¡¡Que bonita y que chiquita!!

En otros de nuestros paseos en moto nos tropezamos con los hermosos pavos reales y con zorros pelirrojos intentando cazarlos a hurtadillas... ¡¡Los veíamos saltar entre los matorrales como si fueran conejos!!. Manadas de enormes búfalos de agua que hacían pararnos en mitad de la carretera a esperar a que ellos cruzaran hacia el otro lado donde les esperaba un lago.. y una vez allí se hundían hasta las orejas para refrescarse del calor. Ciervos y pequeños “Bambis” que se veían en los claros del bosque con sus grandes cuernos y refugiados bajo la sombra de los árboles. Una anécdota… cuando nos paramos a observar a los ciervos junto al lago nos dimos cuenta de que no éramos los únicos que los observaban, también había un cocodrilo escondido en el agua que estaba esperando a que se acercaran a beber agua, pero algo los alertó y los ciervos salieron corriendo y el cocodrilo se quedó sin merienda..

Estábamos maravillados con todo los animales que nos habían dado la oportunidad de conocerlos en plena naturaleza pero algo aún nos sorprendería mucho más... Otra de las tardes nos propusimos ir en busca de elefantes, !!Como si eso fuera una tarea fácil!! Nos montamos en la moto con la cámara preparada y fuimos tras su rastro. Cruzamos arrozales, caminos de tierra sin salida siempre siguiendo su rastro: Sus caquitas olvidadas en la carretera y sus enormes huellas en las playas… Un día entero nos llevó su búsqueda pero mereció la pena. Uno de los campesinos nos dijo que sobre las seis de la tarde podríamos divisar algún elefante salir hacia el rió… !!ni que los elefantes tuvieran reloj!! Esperamos y esperamos y allí no se veía nada. De repente cuando ya íbamos a tirar la toalla vimos a lo lejos un elefante que se veía enorme así que nos montamos en la moto para intentar acercarnos un poquito más pero al llegar los campesinos ya lo habían espantado al igual que nuestra ilusión por verlo un poquito más de cerca, ya se hacía de noche y sólo se veían sombras pero aún así decidimos darnos una última oportunidad… andamos con la moto unos 10 minutos y hasta que se abrió un claro en la carretera y allí estaba… El animal más grande y hermoso que he podido ver nunca y lo mejor de todo es que estaba en su casa, la naturaleza, siendo 100% salvaje.. Simplemente era grandioso y sólo nos separaban cuatro metros de distancia, nos miramos a los ojos y nos leímos el alma y ambos sentimos que ninguno de los dos iba hacernos daños. No pude sacar fotos porque me quede de piedra deleitándome con tanta belleza animal y tras unos segundos se fue tras las sombras… Nunca lo olvidaremos.

Planet of Trips ama a los animales y el medio en el que viven por ello siempre hacemos un turismo responsable respentando a los otros seres vivos y nunca visitando circos o pagando por verlos en cautividad. Si los amas, los amarás en libertad.

Be Planet of Trips


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