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Foto del escritorAlexis Jonay Alvarez Alvarez

Las casualidades...

Es curioso sentarse y pensar como ocurren las cosas, si realmente todo esta "conectado" y "predestinado" o somos nosotros quienes marcamos nuestro camino con las decisiones que vamos tomando cada día.


Todas las personas que te cruzas por él camino tienen algo que enseñarte bueno o malo y tu a cambio le dejas ese "trocito" tuyo que te define como persona y que llevas dentro.


Llegamos a los lugares con todos los sentidos preparados para "llenarnos" plenamente de ellos, sin que nada se nos escape, su mar azul profundo, sus olas cristalinas, su espesa jungla... Pero son las personas las que hacen que un lugar sea único y especial, esas personas que sin quererlo o sin tan si quiera pensarlo, te han enseñado algo.

La búsqueda empezó con un mapa y después un mensaje al móvil... La moneda estaba tirada, ¿Se había conectado todo, para que llegara ese momento?, no lo se, pero un par de días después, allí estábamos, después de un avión, una banka t casi cuatro horas de carretera apretados en el Jeepney.


Las olas se encontraban muy escondidas y los caminos estaban aún por hacerse. Teníamos que abrirnos paso por la maleza y caminar bordeando la costa con el agua hasta las rodillas, para llegar al “punto”. La mejor ola salía detrás de una pequeña colina llena de palmeras y todo tipo de vegetación propia de cualquier jungla de por aquí, -Imposible de atravesar, debemos bordearla para llegar al pico – Nos dijo plenamente confiado de lo que estaba haciendo. Nosotros solo podíamos seguirlo.

No nos conocíamos de nada, era la primera vez que nos veíamos cara a cara, pero nos recibió en su hogar, con su familia. Nos estaba mostrando sus olas y sus lugares favoritos, sus colegas, cada uno de ellos con otra vida, otra historia, su pueblo, etc. Parecía disfrutar de tenernos allí, casi lo mismo o mas que nosotros de poder “visitar” su pequeño paraíso.



Al llegar detrás de la colina y ver las primeras series caer, todo cobro sentido. Una ola de una perfección casi mecánica rompía, solitaria de derecha, parecía que quería lucirse ante nosotros. Pero esto no era todo, otro pico casi igual, pero de izquierda rompía paralelamente un poco mas lejos. El manto de coral estaba muy cerca de la superficie, pero con cuidado nos abrimos paso hasta llegar a aguas un poco más profundas.

Nuestro amigo había estado allí muchas veces con su tabla y sabia como moverse, yo solo tenia que tratar de imitarlo para no “fallar” y comprobar cual afilado podía estar ese coral virgen. Al cabo de un rato, aparecieron dos locales mas por la zona. Como guardianes de este paraíso, trataban de no tocar y romper el coral mientras caminaban hacia el pico.Un par de ola después, con todos allí juntos en él pico, el cielo empezó a tornarse gris oscuro. La tormenta no tardó en llegar y descargar rabiosamente sobre nosotros, purificando y limpiando todo a su paso. La jungla asomaba a nuestro alrededor, mezclando el azul claro del mar, con el verde oscuro de las hojas. El olor a tierra mojada se podía notar desde donde estábamos nosotros y junto con “agitar” de las gotas golpeando la superficie del mar, hicieron que todo estuviera “conectado” en perfecta armonía.


Fue en ese momento, cuando sentimos que debíamos estar allí junto con nuestro amigo, compartiendo su mágico lugar con nosotros. enseñándonos que las grandes personas al igual que las grandes olas, son aquellas que te miran de frente, de igual a igual, que dan pasos o caminan sumando "experiencias", haciendo que se “conecten” las cosas. Este viaje en busca de olas al Sur de Filipinas, nos solo nos dejo muy buenas olas, de una calidad


increíble, nos dejo nuevos amigos que quisieron compartir con nosotros el peso de “guardar” su maravilloso secreto.

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