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Lo mucho que vale un momento...

Nunca habíamos estado tan “lejos” unos de otros, tan “lejos” del mundo, tan “lejos” del mar…Un metro de distancia, es tiempo de esconderse y de ser valientes, de creer en nosotros y en nuestro coraje. El mundo entero se para, este bicho nos asusta, pero no puede anclar nuestras ganas de volver a vernos, no te rindas no te sientes a esperar.



Aguantaremos la marea sin miedo, lo malo se irá convirtiendo en bueno, el mar y las olas están de nuestro lado, volveremos a vernos todos en el agua. Sin miedo, remaremos esa última ola que nos lleve fuera, justo antes de que el sol caiga del todo y oscurezca. Sin miedo reiremos y compartiremos momentos, volveremos a crearlos de nuevo.


Algo late con mucha fuerza hoy en el remoto y desértico sur de la Gran isla de Madagascar, en lo más profundo del serpenteante rio Sepik y sus Tribus en Papua Nueva Guinea, o en los mágicos y coloridos arrecifes de coral de alguna isla perdida de Filipinas, algo que late día a día, ahora más que nunca, para que lo escuchemos, para decirnos a todos que no nos rindamos, que volveremos a vernos…

Solo pueden contigo, si te acabas rindiendo.



Apreciamos lo mucho que vale un momento, lo mucho que nos cuesta estar “pausados” en casa, con ganas de explorar las cuatro esquinas del mundo en busca de olas, lugares y como no, ahora más que nunca, de experiencias con personas de otros países, porque muchas veces, lo mejor de un lugar no son sus playas, junglas o montañas, muchas veces lo mejor son las personas que conoces en esos lugares, los locales que comparten contigo como uno más, su día a día, haciendo que tras unos pocos días o semanas, los sientas como familia y ellos te cuiden como tal. Ellos hacen especiales esos lugares.



Romperemos ese “metro de distancia” y pondremos el cronometro a cero para volver a sentir sin miedo, para explorar y para vivir cada momento como nunca antes lo hicimos.


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